Espíritu Emprendedor TES 2025, Vol 9, No. 4 de octubre a diciembre 55-71
Artículo Científico
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ISSN 2602-8093
DOI: 10.33970/eetes.v9.n4.2025.453
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Revista Trimestral del Instituto Superior Universitario Espíritu Santo
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elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarle para la vida y con la
finalidad de aumentar el bienestar personal y social (Bisquerra, 2009: 158)
De acuerdo con este autor, dicho proceso, debe empezar a potenciarse desde la primera
infancia en el seno familiar. En este grupo, el individuo comienza a formar las competencias
emocionales que utilizará durante el resto de su vida. Por lo tanto, la familia debe asumir
junto con la escuela la responsabilidad de educar emocionalmente a sus hijos no solo para el
desarrollo integral de cada uno, sino también para acompañarlos en el proceso de
incorporación a la sociedad en la que viven. Bisquerra (2009)
El ambiente, donde crece un ser humano, lo define como persona. El niño recibe el
amor y protección de sus padres, pero también expresa con ellos sus primeras emociones. La
forma de comunicación que establece con los adultos en sus primeros meses de vida es
emocional (llanto, complejo de animación), a medida que transcurre el tiempo, modela su
manera de regularlas, tomar decisiones, la forma de comportarse y hasta la perspectiva de la
vida. De ahí la importancia de la familia en la regulación emocional de sus hijos.
Diversos autores como Bisquerra (2011), Ortiz (2017), Palma y Barcia (2020), Román,
Risoto y García (2022) Guerrero (2023) confirman lo planteado anteriormente. Para estos
investigadores, a mayor regulación emocional, mayores habilidades sociales, menor número
de conflictos y conductas disruptivas. También se favorece la convivencia escolar, aumenta
el rendimiento académico y, en definitiva, mejora el desarrollo integral del niño.
En Cuba, se realizan investigaciones sobre el tema, aunque aún resultan insuficientes
los conocimientos sobre este. Rodríguez (2014), Bello (2019), Socarrás, Colunga y
Matamoros (2020), han estudiado la educación emocional en diferentes contextos y niveles
de enseñanza. Los aportes de estos investigadores revelan que los niños que logran una
adecuada regulación emocional llegan a ser más conscientes sobre los sentimientos y
emociones que poseen.
La escuela también desempeña un papel fundamental en este sentido, pues esta
contribuye a la educación emocional de las familias y los escolares mediante las actividades
que en este ámbito se realizan. Se logra que ellos sean capaces de regular las emociones y de
expresarlas con asertividad. Todo esto termina facilitando una mejor adaptación social y
también académica acordes a la normativa educativa actual.
Según el Ministerio de Educación de Cuba (MINED, 2008), la escuela debe preparar a
las familias para la educación de los escolares. Esta responsabilidad se basa en varios
aspectos, pues esta institución tiene la capacidad de sensibilizar a las familias sobre la
importancia de la gestión de las emociones. A través de conferencias y charlas, les brinda
herramientas para educar emocionalmente a sus hijos y que sean un modelo de educación
emocional.
La escuela colabora con las familias para crear un ambiente de apoyo en el proceso
educativo fomentando la expresión libre y saludable de las emociones por parte de los
alumnos. Además, tiene la responsabilidad de promover la preparación de los familiares
motivándolos a participar activamente en las actividades de aprendizaje emocional de sus